Cuando tu equipo tiene la moral alta es que sus miembros se sienten plenos y creen en sí mismos para lograr metas, ya sean colaborativas o personales. Aquí te decimos como lograrlo.
“No sé qué hacer, mi equipo trae la moral muy baja”. Si esta frase ya era (desde siempre) algo común, y hoy en día se ha vuelto aún más frecuente. “Es que… la gente no trae ganas”, así expresan su frustración varios líderes de rango medio y alto que sienten que su equipo completo o algunos miembros perdieron la pasión.
Aunque el término “moral” casi siempre lo pensamos como una calificación del comportamiento de la gente, también tiene otra definición; significa “estado de ánimo y confianza de una persona, especial para el cumplimiento de un objetivo”. Cuando tu equipo tiene la moral alta es que sus miembros se sienten plenos y creen en sí mismos para lograr metas, ya sean colaborativas o personales.
La moral en este contexto viene con la motivación, y antes de recurrir a este término que muchas veces se sobre utiliza, vamos a aclararlo como “la causa que anima a una persona a actuar o a realizar algo”. Aquí ponemos ambos conceptos sobre la mesa y vemos que para que haya moral tiene que haber motivación. No podemos tener a una persona feliz y confiada trabajando en algo si carece de objetivo que le motive.
Entonces, ¿cuál es la clave aquí? Objetivos, objetivos, ¡objetivos!
Pero, ¿cómo establecer objetivos cuando parece que el equipo ha perdido la pasión y no tiene interés en alcanzar las metas? En primer lugar, hay que ver el problema desde dos enfoques: personal y colaborativo. Para facilitar el camino hemos definido una serie de pasos.
1.- Define objetivos claros y alcanzables para tu equipo.
Establece las metas claras, pueden ser orientadas a logros o a rendimiento: incrementar las ventas 10%, ser puntuales todos los días, disminuir los errores 5%. Define un escenario ideal y si parece muy difícil, adáptalo a las posibilidades actuales de tu equipo. Es más fácil motivar a la gente con metas alcanzables que con sueños estratosféricos. No tienen que ser “baby steps”, pueden implicar esfuerzo pero deben ser realistas.
2.- Escucha
Agenda una reunión privada de 10 minutos con cada colaborador, si aún no tienes idea, pregunta a cada uno cuáles son sus motivaciones individuales:
¿un incremento de sueldo?, ¿tener más tiempo para la familia o algún proyecto fuera?, ¿sentir reconocimiento? Revisa los deseos personales de cada uno e investiga qué se necesita para cuadrarlos con los objetivos de equipo.
3.- Sé claro
Ya que has escuchado la visión de tu colaborador, de manera individual (puede ser en la misma reunión) expresa de la manera más clara posible qué esperas de ellos y cuáles son los objetivos que le corresponden. Puedes usar frases como “yo lo que necesito de ti es que tengas cada entregable a la hora acordada y vamos a darte las herramientas necesarias para lograrlo” o “tú eres el responsable de que los materiales salgan sin errores y confiamos en ti”. Así defines tareas y reduces la carga emocional de cosas que quizás no estaban a cargo de la persona en cuestión.
4.- Habla en equipo
Puede ser una reunión virtual por ahora, la idea es tener tiempo para una presentación breve con los objetivos comunes, ésta incluirá un resumen actual así como las metas alcanzables, también un plan de compensaciones que pueda aplicar para todos los miembros, quizás no puedas hablar de aumentos o ascensos, pero sí de tiempos libres o actividades en conjunto.
5.- Mide
Como dijimos al principio, para que la moral esté bien se necesita motivación, y para que exista motivación necesitamos objetivos, y estos deben ser evaluados constantemente con la finalidad de saber si funcionaron o deben modificarse. Cada equipo es un organismo vivo, las cosas a veces cambian y las metas de hace dos o tres meses pueden ya no funcionar en el presente.
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